diciembre 30, 2016

AGUSTÍN CODAZZI

En el Cesar hay una población que lleva el nombre de Codazzi, en razón a que en ese lugar falleció este reconocido Militar, Cartógrafo y expedicionario Italiano.

Agustín Codazzi

Célebre geógrafo y cartógrafo nacido en Lugo, Ferrara, llegó a Sudamérica avanzado ya el siglo XIX y combatió a las órdenes del célebre corsario Aury, reclamando con éste la Independencia de La Florida. Cautivado por los ideales de la emancipación sudamericana, al ganarse la amistad y consideración de Simón Bolívar y otros generales patriotas se incorporó al ejército del Libertador, en cuyas filas, gracias a la preparación militar adquirida en academias italianas, tuvo destacada actuación como hábil artillero, y detentó el grado de coronel. Finalizada la lucha por la Independencia, dejaría de lado su actividad bélica para dedicarse a lo que realmente le apasionaba, la investigación geográfica y cartográfica, y llevaría a cabo su singular obra: la geografía y el atlas de las provincias venezolanas, sucesivamente, en su liderazgo de la Comisión Corográfica de Colombia, realizó innumerables tareas para el gobierno de Bogotá, tanto cartográficas como militares.

diciembre 27, 2016

EL PADRE DEL ACORDEÓN

ABEL ANTONIO VILLA


En sus inicios ser acordeonero era un arte de pobres para pobres y su música era anónima. El acordeonista para tocar el instrumento se sentaba cómodamente en un taburete de madera, en los siguientes lugares: En la esquina del rancho, en el árbol frondoso de la finca y en el rincón de su vivienda. Allí fumando o tomando licor tocaban y componían sus canciones.

El vallenato empezó como parranda en el sector rural, por eso el canto de parranda, es el mismo vallenato; o mejor, de las parrandas nació el vallenato. Entonces los juglares buscaban las parrandas para la supervivencia, para recrearse de las jornadas de trabajo. 

Tocaban por ron y sancocho, duraban días y noches alegrando las fincas, en donde los parranderos cantaban al igual que los acordeoneros. Tanto parranderos como acordeoneros, tocaban, improvisaban, guapirriaban, se emborrachaban, pero no bailaban.

No existía pueblo que no contara con cantinas, eran una necesidad porque allí se llegaba a beber y a iniciar las parrandas. Como en esa época no existía la radio, ni las vitrolas, ni las radiolas, era costumbre que en la mayoría de las cantinas hubiese siempre un acordeón. Las cantinas se peleaban a los músicos, porque antes de sentarse a tomar en alguna parte, los parranderos averiguaban en cual cantina había música en vivo para irse a beber allí.

Todos esos viejos juglares mal vestidos y oliendo a sudor, tocaban por complacer a sus amigos y emborracharse en las parrandas, menos uno, Abel Antonio Villa; quien nació en Piedras de Moler, hoy corregimiento del municipio de Zapayán, el primero de octubre del año 1924, en el hogar de Antonio Villas Salas y María del Tránsito Villa Barrios. 

Fue precisamente Abel Antonio Villa, quien hizo la primera grabación de un vallenato, por eso es reconocido como el “Padre del Acordeón”. Esa primera grabación la hizo en el año 1943 en acetato, y en el año 1944 en pasta sintética; disco con dos canciones, que vino rotulado como “Abelito Villa con el acompañamiento de Guillermo Buitrago y sus Muchachos”.

Abel Antonio Villa, desde joven se esmeró por presentar una imagen decorosa del músico popular, fue el mejor vestido de su generación. Le gustaba vestir de blanco, con sombrero de fieltro, leontina, gafas de marco dorado; con ademanes de Lord inglés y una prosa, que quien no lo conocía, podía pensar que estaba frente a un hombre de una gran formación académica, solo llegó a estudiar primaria.

Este hombre, de color moreno, mirada fija, talla imponente y de trato fino, siempre buscaba a lo más alto de la sociedad para mostrar su música y se propuso darle a la música de acordeón un estatus mayor, su apariencia no era la de un músico común y corriente.

De modo que Abel Antonio Villa, se levantó del asiento o taburete de cuero, con el acordeón en el pecho, cumpliendo con las características del juglar: componer, cantar, tocar y también bailar. 

En las parrandas no se quedaba sentado en el taburete, como los demás músicos de su generación, sino que invitaba al baile y se congraciaba saludando a los parranderos en la interpretación de su melodía, ya que el grito tradicional de complacencia o guapirreo, hace parte de la música vallenata.

Por Raúl Ospino Rangel.


BIOGRAFÍA


Abel Antonio Villa Villa (Piedras de Moler, Zapayan Magdalena; 1 de octubre de 1924 - Barranquilla, 10 de junio de 2006) fue un acordeonero y compositor de la música vallenata.

Inició en el arte musical a los 9 años. Se le ha reconocido como el “Padre del Acordeón” por ser el primer acordeonero que llevó este instrumento a la grabación comercial. En 1943 lo hizo en acetato y en 1944 en pasta sintética con el Sello Odeón. Es un músico que ha hecho gala y se enorgullece de su color, el mismo se denomina “El Negro” Abel Antonio.

Al contar su experiencia musical reconoció como sus más importantes contendores a Emiliano Zuleta Baquero, Francisco Rada Batista, Luis Enrique Martínez, Juancho Polo Valencia y Alejandro Durán.
En 1943, Villa fue dado por muerto y velado de cuerpo ausente durante cinco noches, cuando apareció tras andar de juerga por pueblos de la región, anécdota que dio origen a su icónica composición La muerte de Abel Antonio. A raíz de esa experiencia, Abel Antonio Villa se vistió de blanco toda su vida en conmemoración de sus cinco noches de velorio. El 10 de junio de 2006 falleció en Barranquilla, a causa de una insuficiencia renal que lo obligaba a practicarse constantemente hemodiálisis.
Villa fue el compositor de "La muerte de Abel Antonio", "El Higuerón", "Amalia Vergara", entre otras.

ENTREVISTA

“Me gana la muerte o me la gano yo” 

Su apariencia no era la de un músico común y corriente. Eso lo hizo diferenciarse, frente a todos los de su generación. Vestido de lino color blanco, un sombrero de fieltro, unos ademanes de lord inglés y una prosa, que quien no lo conocía, podía pensar que estaba frente a un hombre de una gran formación académica. Esa inteligencia natural lo hizo recorrer caminos de herradura en compañía de su hermano mayor Fabián, de los músicos Julio Bovea Fandiño y Virgilio Riascos, con quienes conformó su primer grupo musical. Es la historia especial de un hombre que nació en Piedras de Moler, en la Cienaga de Zapayán, en el Municipio de Tenerife, territorio del gran Magdalena grande un 1 de octubre de de 1924 en el hogar de Antonio Villas Salas y María del Transito Villa Barrios. 
Sus estudios de primaria, le dio todo el bagaje necesario para construir un nombre que tiene sello propio. Era el mismo niño de escasos tres años, que escuchó las notas de un acordeoncito de una hilera, ejecutado por Gilberto Bermúdez, personaje que influenció su vida de tal manera, que se retrataba a orillas de la ciénaga, ejecutando un instrumento parecido al que en un merengue le había visto ejecutar. 
Ese sonido lo persiguió hasta la adolescencia, cuando le compró un acordeón por seis pesos a Francisco Rada Batista, músico de profesión y legendario de esa región, quien tenía una especie de estación musical conocida como “El Colegio”, donde dictaba clases y los arreglaba. Con él, empezó a descifrar parte de los secretos, que ese instrumento todavía tiene. Con escasos catorce años, decidió que su suerte estaba en hacerse acompañar de un acordeoncito guacamayo (2) color cenizo y empezar a repetir como un sonsonete sin fin, las melodías de personas anónimas que llegaban, tocaban y se iban como un fantasma.
Así nació su vocación natural, de reproducir con música, todos los pasajes que vivía o le contaban, quienes iban o venían de los distintos caseríos, de un territorio incomunicado que mataba la soledad que le rodeaba, con los sonidos de un acordeón rechazado y los cantos sin valor, de una música que peleaba y construía un espacio.
Ahí es dónde su figura se consolida y que no es más, que la de un trashumante cantor y ejecutante del Acordeón, que va relatando como cualquier trovador o juglar, hechos reales y los que no existían se los inventaba, pero siempre con el ingrediente sonoro de la música. Esa crónica o reportaje del tiempo, solo tenía validez siempre y cuando viniera de primera mano, de una fuente musical que tuvo en Abel Antonio Villa Villa, a un colón incansable y guerrero, quien se defendió de los más acérrimos contrincantes con la mejor de sus armas: Su canto, canciones y su acordeón.
Pero, ¿quién es ese hombre, de color moreno, mirada fija, talla imponente y de trato fino, quien siempre buscaba, a lo más alto de la sociedad para mostrar su música?. Ese misterio, solo lo puede descifrar cada una de las respuestas que tenía, aún sin interrogatorio previo. Era como el mecanismo preparado que exponía y que le dio excelentes resultados frente a sus colegas. Mientras estos, se metían en lo más profundas de nuestras montañas y valles, huyéndole al encuentro con otros mundos, con una timidez que cercenó más de un sueño, él todo lo contrario, se abrió paso a grabar y contar esas historias que eran de todos, pero que las hizo suya hasta el final de sus días.
Maestro Abel, ¿cómo era esa música cuándo usted se inició?
“Era silvestre. Los cantos no tenían dueño. No valían nada. No tenían nombre, quienes la tocaban eran personas, que todo el día trabajaban por la comida y una muda de ropa. A esa gente la sentaban en un rincón, le daban ron y a tocar. El músico en esa época no significaba nada socialmente, mucho menos económicamente. A mi me tocó irme, cuando me inicié con mi hermano Fabián, a la finca de los hacendados a tocarles, durante días que se convertían en meses y al final, quedaba en manos de ellos, los que nos quisieran dar. A veces, dábamos con potentados generosos, pero la mayoría nos trataba como lo que éramos, unos músicos que tocábamos un folclor sin valor y tener conocimiento de lo que podía pasar”.
¿A qué músicos conoció en su niñez que lo influenciaron?
“Para mí fortuna, encontré a Gilberto Bermúdez, de él recibí mis primeras clases, en el aprendizaje del acordeón a los nueve años. A “Pacho” Rada Batista, quien fue mi profesor y al que le compré mi primer acordeón. Juacho Polo Valencia, un acordeonero y compositor de respeto. Sebastián Guerra, un músico de Rincohondo, que tocaba puro merengue. Nildo Peña y Carlos Araque. A otros, les oía el renombre y vine a conocerlos mucho tiempo después como Luís Pitre, Daniel Hernández, Emiliano Zuleta Baquero, Lorenzo Morales, Juancito Granado, Juan y Pablo Rafael López. Todos ellos nacieron en el magdalena grande. Por eso a esa música conocida ahora como vallenata, se le llamaba “folclor del magdalena”. Cuando los músicos de la región, de lo que hoy es la Guajira o el Cesar, llegaban por acá, ellos la llamaban “música provinciana”. Nosotros, los que vivíamos en la región del Ariguaní, la llegamos a calificar como “Música de Parranda o Música del río”.
Es cierto, ¿qué a usted le hicieron cinco noches de velorio?
“Es una historia triste y alegre. Resulta que un señor que había muerto en el banco tenía el mismo nombre mío. Estaba recién salido del ejército y me fui a tocar a unos pueblos. En esa correría duré varios días. No sabía lo que había pasado, cuando llegué al banco me enteré que el alcalde de mi pueblo había puesto un marconi a éste, preguntando si en verdad el muerto era Abel Antonio, noticia que fue confirmada. Mi familia decidió hacerme las nueve noches pero al quinto día llegué a donde mi gente, toda cerrada de luto que no salían de su asombro, al verme vivo y cantando, esa tristeza fue cambiada por varios días de parranda. De ese hecho surgió la Muerte de Abel Antonio o Cinco Noches de Velorio.”
Pero ese canto es una alegoría a la muerte, ¿qué piensa de ella?.
“Eso es lo único real que uno tiene. Lo demás es vanidad. Por eso he sido un hombre que le he inculcado a mis hijos, que la plata no lo es todo en la vida. Que es bueno conseguirla, pero es mejor cuidarla y poder servirle con ella, a quien esté necesitado. He procurado vivir acorde con mis circunstancias, siempre dando ayuda a todo el que ocupa a mi persona. Uno no se lleva nada. Por eso que he construido de la mejor manera un nombre y dejar el recuerdo de mi canto, mis canciones y las notas de mi acordeón”.
Cuando usted surge en la música, le tocó enfrentarse a importantes músicos de la región del magdalena grande. ¿Quiénes fueron ellos y cuál fue la razón de esas piquerías?.
“Uno de los primeros que me retó fue mi maestro “Pacho” Rada, quien no aceptaba mi fama y trataba de menospreciarme. Él me hizo un canto en donde me decía: “viste de paño y corbata pero es a costillas mías”. Porque él aseguraba que toda la música que tocaba no era mía. A lo que le respondí: “mejor que esté metido en la montaña y no salga a pasá pena a las ciudades”. Otro fue el gran maestro de la composición José Benito Barros. Él creía que porque ya había grabado y sus canciones empezaban a adquirir reconocimiento, nosotros los que tocábamos acordeón no podíamos tener renombre. Recuerdo el verso que me echó “que un negro maluco no puede con mi talento”. Ese encuentro duró muchos años, al igual que el sostenido con mi compadre Luís Enrique Martínez, al que le dije en un verso “hay un zorro vallenato metido allá en la montaña” y él me respondió: “Abel Antonio a mi me trata de zorro, oigan mis amigos pero él será gallina”.
Con Emiliano Zuleta Baquero en 1950 tuve una dura contienda en la gallera de Villanueva guajira, que duró un día completo, que terminó casi en una pelea personal, al final todo se solucionó amigablemente en San Juan del Cesar. Recuerdo el verso que le dije: “yo soy el que pinta huellas antes de poner el pié”, no terminé el verso cuando me respondió: “yo soy el fuerte aguacero que apaga la huella en la tierra”. En esa época, el músico que no tocaba, cantaba y componía, no se consideraba completo y si no estaba en “píque”, era más fácil de derrotar”.
Muchos aseguran que la mayoría de sus creaciones, pertenecen a otros autores. Una prueba de ello, es que Obras como “la camaleona” y “el ramillete”, cuyos autores como Leandro Díaz y José Antonio Serna las reclaman.
¿Qué hay de cierto en ello?
“La música conocida como vallenata, no tenía el valor económico y social como la tiene ahora. Los cantos eran de uno y no eran. Cuando llegaba un músico a la región nuestra, traía sus cantos y al pasar el tiempo, se tomaban y se modificaban. Igual pasaba cuando íbamos a donde ellos. Todos los músicos y compositores vivimos esa etapa, incluso el maestro Escalona, que frente a nosotros era el más preparado, tomó muchas músicas que estaban perdidas en las veredas y caseríos nuestros. Cuando me tocó grabar, muchas canciones que no eran mías, me tocó dejarlas a mi nombre, porque eran de campesinos que nunca los volví a ver y vine a saber del derecho de autor fue hace como diez años. Como uno recorría tanto pueblo, encontraba esa música en voces que no eran sus dueños y ¿cómo hacía uno para buscar a sus autores?
A muchos les escuché decir por los años cincuenta, que “la casa en el aire” era del acordeonero Escolástico Romero, padre de Israel Romero, que “el testamento”, la música es de Lorenzo Morales, que la música de “la Brasilera”, cuyo nombre original es “corina”, pertenece a Leandro Díaz o que “el mejoral” era de Juan Manuel Polo Cervantes conocido como “pena de amor”. Que “el caballo pechichón” es de Sebastián Guerra y no de Julio Erazo como aparece registrado, que “los campanales” no es de mi compadre alejo sino de Arcadio Daza. Y así como esos casos, hay miles en la música del magdalena grande como la llamo yo. Todos sin excepción, terminamos grabando obras que no eran nuestras. Alejo Durán se nutrió de Víctor Silva, “el negro” Mendo, Sebastián Guerra, Arcadio Daza y “Pacho” Rada. Luís Enrique Martínez de Adriano Salas, Carlos Vélez, Carlos Quintero y Luciano Gullo. A veces esos autores, no les importaba que uno grabara esas obras sin su autoría. Ellos se sentían orgullosos de escucharlas en las voces de uno”.
Lo ví por última vez, en un homenaje que el artista Vetto Gálvez organizó para varios valores de la música vallenata. Llegó elegante como siempre, vestido de negro y una gabardina. A su alrededor, un séquito de amigos y familiares, lo instaban a tocar su acordeón. Esa noche, su voz y sus dedos cansados, dejaron entrever sus serios quebrantos de salud. Ya no era el mismo Abel Antonio Villa Villa, que no se quedaba quieto ante cualquier contendor, que quería retarlo o terminaba sonsacando a su posible contendor. Su mirada perdida en el silencio de la noche, cuyas luces intermitentes daban una rara sensación de despedida, le dijo adiós y no lo volví a ver más. Un día de esos, que uno no espera, supe que se murió. Me dio dolor pero entendí que un hombre como él no debe ser recordado con tristeza. Por eso cada vez que quiero hablar con él, me siento en un taburete y empiezo a escuchar su obra, su voz y su acordeón y siento como su música me relata, sus pasos de guerrero curtido en la que libró mil batallas en procura, de construir un nombre para una expresión folclórica que nacía y ante todo, para defender sus sueños.
(1) “danza en la que colocaban al acordeonero encima de una mesa y las mujeres y hombres danzaban alrededor de él con constante palmoteo”.
(2) “nombre que le pusieron a los primeros acordeones que llegaron a la gran provincia, por tener la imagen del ave”.
Por: Félix Carrillo Hinojosa
*Escritor, Periodista, Compositor y rey Vallenato, gestor cultural para que el vallenato tenga una categoría en los Premios Grammy Latino.

diciembre 20, 2016

EL LICEO CELEDÓN

Liceo Celedón


Esta importante institución educativa Samaria, fue aperturada en marzo de 1906, con 23 alumnos, 16 de ellos internos, 6 externos y 1 asistente.

Inicialmente se escogió una casa desocupada que por esa época tenía un letrero que decía EL FARO, situada en la calle 15 ( Acequia ), con carrera 6. Dos meses mas tarde albergaba 43 alumnos; con el transcurrir del tiempo, fuera el faro el que orientara a iluminar las mentes del Magdalena, de la región y el país. Hay que anotar que el colegio fue creado para formar bachilleres en filosofía y letras, amparado legalmente por el articulo 120 del Decreto 491, se necesitaban 4 años para graduarse.


Su primer rector fue el Doctor Jacobo Mendez Campo (abogado), Vicerrector Don Luis de Andreis, secretario Don Julio Pinedo M. Profesores: Jacobo Mendez Campo (matematicas), Manuel Guardiola (geología), Fernandez (ingles),Cesar Campo (castellano), Reverendo Pedro Espejo (religión) y Luis de Armas (ejercicios ortográficos).

En el año de 1907 fue nacionalizado.

En el año de 1908 se trasladó al viejo caserón de la calle Grande (calle 17) N. 1 - 67 donde funcionaba la Contraloría Departamental.

diciembre 11, 2016

IGNACIA GRANADOS: LA HEROÍNA SAMARIA

Ignacia Granados, heroína samaria en la independencia de Colombia


Ignacia Granados

Fue fusilada un 9 de noviembre a las cinco de la tarde de 1817 o 1819, en la antigua Plaza de la Carnicería de Santa Marta (hoy parque de los Novios); pasada a las armas, por su apoyo constante y desinteresado a la causa republicana.

Un soldado al momento del fusilamiento quiso vendarla, pero Ignacia Granados le manifestó que a la eternidad no se entra con los ojos vendados. 

El General José Prudencio Padilla, nunca la olvidó, por ello puso en el madero de su tumba la siguiente inscripción: 

“Patriotas! No pases por este sitio sin rezar una oración por el alma de Ignacia Granados, la mujer más valerosa de la Costa”.


Mujeres mártires en el régimen del terror

Ignacia Granados hace parte de ese grupo de mujeres valerosas que cumplieron un destacado rol en la causa emancipadora en el periodo transcurrido entre 1815 a 1819 conocido como “el régimen del terror”, donde Pablo Morillo, soldado destacado en España, emprendió un plan de pacificación en la Nueva Granada, que solo terminaría después de la batalla de Boyacá.

Este hombre, arribó en 1815 a la provincia fiel de España, Santa Marta, y desde allí, arremetió junto con el gobernador Pedro Ruiz Porras, contra aquellas mujeres que apoyaron siempre la causa independista. Una de sus primeras víctimas fue Ignacia Granados, enemiga acérrima de los españoles y quien se entregó de cuerpo y alma a la libertad. Por tanto, sirvió de enlace entre prisioneros y patriotas, hasta que en su rol de informante, fue detenida y condenada a muerte, por el gobernador. Por tanto, “sobre Ignacia granados heroína y mártir, sólo se conserva su bella memoria, por el sacrificio de su muerte en pro de la libertad”.

Las mujeres en el proceso independentista

Las mujeres tuvieron una amplia participación en las guerras de independencia. Además de actividades como recolectar fondos, cocinar para los soldados, coser y lavar sus ropas o brindarles cuidados médicos, también participaron en discusiones políticas, escribieron peticiones, se convirtieron en espías y se alzaron en armas. Por medio de sus acciones cuestionaron no sólo la dominación española sino también la jerarquía de género existente. En este sentido, ellas apuntaron a una definición más amplia de las nociones de igualdad de sus compañeros de lucha. Sin embargo, los líderes revolucionarios no estaban dispuestos a abandonar el patriarcalismo y aceptar la participación política femenina en el nuevo orden republicano. Para neutralizarlas y silenciar su retadora acción política, los hombres insistieron en una imagen pasiva de las mujeres como víctimas de la guerra y en el mejor caso como mártires y símbolos de la libertad y de la nación independiente.

La antigua Plaza de la Carnicería, hoy llamada Parque de los Novios, debe llamarse "Parque Ignacia Granados".


Por Raúl Ospina Rangel



*

noviembre 25, 2016

RECUERDOS DE JUANCHO POLO

El cronista va detrás de los pasos del legendario juglar Juancho Polo Valencia, después de más de 36 años de su muerte. Son muchas las voces que se van uniendo en este texto para darnos un cuadro nostálgico de este talentoso músico del Magdalena, cuyas composiciones nos quedan como ecos constantes de su agitada vida.
Miguel Pertuz y Gilberto Polo, dos ancianos que se hallaban sentados en la plaza central de Flores de María, caserío del Magdalena, recordaron que un día perdido en la memoria el trovador de camisa colorida y pantalones de pana, alucinado por el licor y las ganas de seguir en parranda, se colgó el acordeón en el hombro y, olvidándose de sus obligaciones maritales, se marchó en un caballo prestado a Pivijay, desamparando a su joven compañera Alicia Cantillo. Ella tenía veinte años y afrontaba en cama un embarazo con serios problemas de salud. Ella era la misma muchacha hermosa de rasgos de ninfa que en 1942 había raptado a sus progenitores. Él era un mozalbete de pómulos indígenas, atolondrado e irresponsable con apenas 24 años.

La madre de ella, Felicidad Mendoza, se había opuesto a las relaciones endemoniadas con ese músico feo, borrachín y vagabundo que la había ilusionado con sus coplas inauditas y declamaciones en palabras que nadie de abarcas entendía. Tras recorrer interminables trochas y parajes pantanosos, el hombre del acordeón y el caballo se unió a una ruidosa juerga pivijayera que le reconoció. Fueron tres días de felicidad, de abrazos y cantos recios con tufo a formol que les hacían olvidar el mundo. Hasta allá llegaron noticias de la esposa exhausta, presa de una letal hemorragia, que clamaba la presencia de su amado Juancho Polo. El médico que la asistía admitió su derrota ante la preeclampsia y la falta de medicamentos. Casi obligado, el músico se encaramó en la jaca y emprendió el regreso.

 Llegando a Piñuela unos aldeanos le avisaron de la urgencia de medicamentos. Volvió a Pivijay buscando una farmacia. Ahí se topó con la misma “farrita” que le ofreció los sorbos que el cuerpo pedía. De nuevo muchos poemas recitó, demasiadas canciones les interpretó hasta que los borrachos más generosos le encimaran unos pesos y fue a tumbos por los medicamentos… al final, no supo cuántos frascos traía ni cuántas horas o días transcurrieron. En el viaje a Flores de María se enteró que Alicia había sido sepultada. Unas matronas de rostros maltrechos que conversaban en la entrada del rancho del velorio le vieron llegar casi abrazado al cuello del alazano. Fue recibido con una agria retahíla de reproches y decepcionados meneos de cabezas. El ajumado pidió con dulzura que no le regañaran y que más bien le dieran un trago porque venía cargado de pesadumbre por su mísera suerte. A las cuatro y media de la tarde dirigió la bestia al campo santo llevando el acordeón vencido.

 Ató al animal en el portón y se dirigió al montículo que cubría el féretro de su amada. Enjugó los ojos humedecidos. Sollozante recriminó la frágil existencia humana. En ese momento de sobriedad sintió ganas de soltar todos los padecimientos que le oprimían el corazón: 

a
Alicia Cantillo,
la musa eterna de Juancho

Como Dios en la tierra no tiene amigos/ como no tiene amigos anda en el aire/ tanto le pido y le pido, ¡ay hombre!, siempre me manda mis males…/ Se murió mi compañera, que tristeza/ se murió mi compañera, qué dolor / y solamente a Valencia, ¡ay hombe!, el guayabo le dejó…/ (…) cuando ya el alma se acaba, se despide de este mundo y en aquel sueño profundo, ¡ay hombe!, la vida se vuelve nada… 

 Con el asomo de la noche serrana salió del panteón y se alejó galopando como un loco para seguir embriagándose el resto de sus días. La pérdida prematura de Alicia y el acusante sentimiento de culpa le daban suficientes motivos para echarse de lleno a las oscuridades del desarraigo. 

Al viejo Juancho Polo lo conocí a través de sus nostálgicos cantos, las fotos de risa mueca de las portadas de sus discos y por las juergas de bohemio implacable que me contaba mi papá. Explorando su biografía, después de algunos viajes a su aldea, me enteré que había dejado un hijo acordeonero, Sebastián (“Chan”), que andaba por Barranquilla. Me dijeron que frecuentaba la Plaza de los Músicos. Ahí fuimos a probar suerte. Sorprendió el parecido que guardaba con su difunto padre. Aun más, al escucharlo interpretar uno de sus cantos imaginé estar frente al mítico artista.

Sebastián se hizo músico tardíamente. Rayaba los treinta cinco años cuando presintió que la adicción al trago de su viejo volvería por él y le arrancaría los últimos años que le quedaban de vida. Decidió tocar acordeón, emular sin dificultad la voz del viejo y calarse un sombrero alón para aferrarse a la imagen del autor de “Lucero espiritual”. Lleva más de veinte años en este lugar donde lo buscan para que acompañe parrandas y anime fiestas. En este parque se hallan dispersos más de un centenar de serenateros y grupos de acordeón. Estaba sentado en una silla de plástico, jugaba dominó con tres colegas. Le invité a dialogar, hablar de su vida y de la de su padre. Yo nací el 20 de enero, en Flores de María en 1944. Me crié con mi abuelo Juan Polo Meriño y mi abuela María del Rosario Cervantes Berdugo en la finca de ellos. Desde pelao los ayudaba con el trabajo. Tuvieron dos hijos: mi papá y mi tía María. Mi papá siempre paraba en Barranquilla o en Santa Marta; a veces venía a buscarlo a Barranquilla, cuando estaba viejo y enfermo. Él dejó dos hijos: Rosa María, que vive en Fundación con mi mamá Alicia Hernández, y yo. Mi papá heredó la música de mi abuelo, que tocaba flauta y tenía un acordeoncito pequeño.
"La pérdida prematura
de Alicia y el acusante
sentimiento de culpa
le daban suficientes
motivos para echarse
de lleno a las oscuridades
del desarraigo."
“Chan” reside en el barrio Las Moras, de Barranquilla, tiene seis hijos con Carmen Carmona Buelvas; a uno de ellos le puso el nombre Juancho Polo Jr.; también toca acordeón y guacharaca.

Cantor errante 

La cuna de Juancho Polo es un misterio que se disputan varios pueblos del Magdalena: Flores de María, Fundación y Concordia. “Chan” nos despejó las dudas:
Mi viejo nació el 18 de septiembre de 1918, en Candelaria, corregimiento del Cerro de San Antonio que llaman Caimán. Pero en Flores de María lo quisieron más que en Candelaria. La estatua que existe en Candelaria se la hicieron unos primos míos; el Gobierno no ha hecho nada. Él aprendió a tocar en el viejo acordeoncito de pistones de mi abuelo. 
Candelaria se mantiene aún en el mismo abandono secular, carece de servicios básicos, de escuelas y centros de salud. En su juventud, Juancho tenía que sortear caminos agrestes a lomo de bestias o en viejos camperos para llegar o salir. El billar y el trago eran las diversiones más comunes entre sus paisanos. En medio de esas precariedades, el legendario músico se convirtió en gaitero, luego acordeonista que cantaba por trago; paradójicamente, le atrajo la lectura y la poesía. Aprendió a leer y escribir con profesoras veteranas; las dedicatorias sobre carátulas que conservan algunos amigos testimonian su buena caligrafía. Admiraba y recitaba poesías de Guillermo Valencia, bardo payanés que falleció en 1943, época en que Juancho era el músico de veinticinco años que adoptó el Valencia como segundo apellido artístico. En algunas de sus canciones se nota la influencia de su lírica.

Luis José Rodríguez, un cajero invidente que le acompañaba en su trasegar sin destino fijo y en algunas grabaciones con discos Tropical y Fuentes en la década de los setenta, nos comentó:
De esa experiencia sacó canciones como ‘Mujer de adorado pelo’: ‘con tu sonrisa de aurora/ dime si el sol te enamora/ para tumbarlo del cielo… esa palma que retoza siempre con locos anhelos/ me tiene lleno de celos...’. Él escribía la letra en una libreta y después le metía la música y la melodía. Le admiré que tocaba solo y tenía una armonía que eso le llegaba uno al corazón, combinaba las notas con los bajos, creó un estilo diferente a todos. 
Sus amigos veían que la filosofía de vida de Juancho Polo oscilaba entre los razonamientos rústicos y prácticos de campesino y la genialidad de pensador mayor. En algunas de sus creaciones se aprecia lucidez terrígena con destellos metafísicos y existencialistas (“El pájaro carpintero”, “Lucero espiritual”, “Alicia adorada”…). “Uno hace canciones en las que se ve lo que está ahí, pero él las hacía más profundas, a cosas que no se ven, solo hay que escuchar a “Lucero espiritual” (‘eres más alto que el hombre, yo no sé dónde te escondes en este mundo historial…”), dice con orgullo Sebastián.

El consumo desmedido de alcohol generó en el cantautor desequilibrios emocionales y heridas en varias partes de su cuerpo. Un amigo recordó que le gustaba frecuentar burdeles; cierta vez desapareció ebrio y lo encontraron días después en una clínica de reposo en Bucaramanga. Las alucinaciones de beodo también las reflejaba en su lira. Al iniciar sus parrandas acostumbraba a esgrimir dotes de orador enramado en jerigonzas. En algunas “piezas”, como “El sombrero blanco”, se nota lo mismo. (…) Querida morenita vestida de verde/ con tu lazo a medio lao, para que de mi recuerdes te dejo mi pañuelo colorao/ Juancho con Manuel Bolaños / con su idea de caminar para la zona irán bajando pero para regresar… Lo mismo se aprecia en “Jesucristo caminando con San Juan”:
Sobre el río Jordán/ cosa que nunca se ha visto/ Cristo bautizó a san Juan y san Juan a Cristo/… Cristóbal Colón tenía figura de almirante y fue el primer navegante que atravesó la Oceanía…
Versos y trompadas

En la época en que Juancho se forjó como músico le tocó lidiarse con grandes acordeonistas guajiros y vallenatos, por eso, como si fuera un tercero, para alentarse y darle mayor fuerza a sus impulsos, acostumbraba enviarse saludos (¡Juanchooo!), que se hicieron populares en sus producciones.

 También frente a rivalidades fue personaje central de sus creaciones. En “Lo dice Juancho” se ve: Yo soy el hombre que puedo regañar a los otros hombres, con mi fama y mi renombre, ay, a nadie le tengo miedo, a nadie…”.

 A su paisano Pacho Rada, “padre” del son, lo desafió con “El gallo de punta aguda”: ... Soy el gallo que pico cuando sacudo mis alas, Pacho Rada, Pacho Rada… ya encontraste el tuyo. 

Al viejo Emiliano Zuleta, precursor de la piqueria en parranda, lo retó con “El provincianito”: 
Ahora sí te pregunto provincianito: ¿cuál es el coraje de tu memoria? lo digo pa’ que lo sepas, Emilianito, que por suerte tu rutina no está en la historia… Esta canción de ofensa te manda Juanchito… 
“En el Pique”, Juancho pinchó al “Pollo” vallenato: Luis Enrique tú no tocas más que yo, ni canta más que yo, Luis Enrique todavía te falta aire, tú vives desconfiado, me tiene la ‘acosadía’ ¡ay en Flores de María no hay cantor que me aguante!”. 

José Luis, su cajero, recordó la frase picara que le agregó en una parranda: “¡Luis Enrique ni toca ni corre más que yo…!”. Sonríe a carcajadas el músico invidente.

Con expresión timorata Sebastián habló de los rasgos pendencieros del llamado “respeto” del Magdalena.
Cuando estaba bueno y sano era quietecito, no hablaba con nadie, pero cuando tomaba se ponía pesao. Para pelear y enamorase no se lo ganaba nadie. La plata que ganaba se las gastaba en trago, no tenía que ver con nada; tuvo un rancho en el Copey y en Santa Rosa de Lima, Magdalena. Perdió un pedazo de oreja en una pelea que tuvo con un negro de Bolívar en una finca cerca de El Retén, donde había tocado mi papá; el tipo quería robarle el acordeón, aunque hay gente que dice que peleaban por una vieja rebuscona. El viejo le encaminó y como vio que perdía la pelea, le pegó un mordisco y le mochó la punta de la oreja.
Abel Pacheco, ducho cantante pivijayero, comparte un artero recuerdo:
Unos ganaderos de Monterrubio llegaron a Fundación e hicieron una parranda en el mercado. Uno de ellos se emborrachó y unos taxistas le robaron la plata y las botas vaqueras y se las pusieron al también embriagado Juancho Polo. Él andaba con sus botas para todos lados, ingenuamente. Cuando el tipo se le pasó la borrachera, se vio sin zapato y sin plata, buscó a la policía y encontraron a Juancho Polo en una cantina luciéndolas. Lo metieron preso. Yo fui al Hotel Buenos Aires y le conté la historia a Luis Enrique Martínez y Armando Zabaleta, nos fuimos donde el Alcalde Elías George y le explicamos lo sucedido y lo soltaron. Al final, el tipo le regaló las botas a Juancho Polo


 

MUERTE

Este trovador que varias
veces le cantó a la muerte
presintió la suya.
En la pieza
“Jesucristo caminando
con Juan”
describió cómo
sería ese momento.


Las constantes borracheras, los trasnochos y la mala alimentación degradaron su estado físico. Siendo un cincuentón, su voz y su físico parecían la de un anciano. La pobreza le acompañó hasta sus últimos días. Hubo que recurrir a la caridad de vecinos para sepultarlo. Este trovador que varias veces le cantó a la muerte presintió la suya. En la pieza “Jesucristo caminando con Juan”, por ejemplo, describió cómo sería ese momento:

El día que Juancho se muera, queda su pueblo de luto, bajara una nube negra le llamaran el difunto. Su hijo “Chan” rememora:
Él llegó en la noche el 21 de julio, después de una parranda en Fundación, se acostó en una hamaca y amaneció muerto el 22 de julio de 1978. Fue enterrado dos días después en Fundación. Ese día yo me estaba bañando, iba a visitar a un primo que se había desnucando al tirarse a un río. Alicia, la hija mía, fue a llevarle el café y le tocaba la puerta y no se despertaba; llegó un muchacho, Andrés Pérez, empujó la puerta y lo encontró muerto. El señor Edgardo de León regaló el cajón; fue enterrado en una bóveda prestada, vino gente de todos lados. 
Dos años después de su muerte, el dueño de la tumba expiró, sus familiares requirieron la bóveda. Los restos de Juancho fueron trasladados al cementerio de Santa Rosa de Lima (Magdalena), donde reposan en una deteriorada tumba. Hoy, después de 36 años de ausencia, su hijo Sebastián, en la Plaza de los Músicos, antes de irse de ronda musical, tarareó dos elegías que compuso a su memoria. Abrió el fuelle y entonó “El Sucesor”:
Con tanto cariño que me crió mi padre, ahora sea ido sin idea de regresar, me quede solito recordando de mi madre, el único ángel que me puede acompañar... 
Al instante, compartió la otra obra, “Estaremos juntos”, que se conserva inédita:
Mi corazón se lastima, todas las veces que canto, en Santa Rosa de Lima están los restos de Juancho. Mis ojos se nublan de llanto como el vidrio en la neblina, yo también sigo el camino donde mi padre se fue... 

Chan, interpreta canciones de su padre
y las dos elegías que le compuso


De su padre casi nada se conserva. Tenía el inmemorial acordeón de toda la vida, pero un compadre suyo, Armando Ardila, cargó con él, lo custodia como reliquia sacra en su residencia de Fundación. Le preocupa que las regalías de su padre no lleguen a tiempo a socorrer los apremios familiares.

El heredero de Juancho Polo mira con desamparo el acordeón. No sabe por cuánto tiempo aguardará clientes. A sus setenta años espera oportunidad de grabación. Salvo un cd ignorado, editado con el patrocinio del Sindicato de Músicos del Atlántico, no tiene más que mostrar.

Ahora que es músico y que ha probado todas las crueldades de este oficio de parque, sin horarios, recuerda a su viejo Juancho Polo, degradado por el infortunio, ofreciendo su arte por un trago de ron blanco o amaneciendo, frío y extraviado, en cualquier pretil del Magdalena. Se consuela mirando el cielo y con voz queda canta como nunca “Lucero espiritual”


Leer también:  JUANCHO POLO, UN JUGLAR QUE VIVIÓ EN FUNDACIÓN







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noviembre 06, 2016

FUNDACIÓN SUEÑA CON EL TREN QUE LE DIO VIDA


Este tren partía todos los días
desde Santa Marta hasta Fundación
Hoy es un monumento
en la entrada a Santa Marta


FUNDACIÓN Y EL MAGDALENA SUEÑAN CON VOLVER A USAR LA MÁQUINA DE ‘LOS BUENOS TIEMPOS’.

A finales del siglo XIX y comienzos del XX, el tren fue considerado en esta zona del país un hito del transporte de carga y pasajeros. Unió a Santa Marta con la Zona Bananera, impulsó el comercio agrícola, pero el propósito de llevarlo más allá de Fundación nunca se cumplió.

La forma en que Carlos Vives describe en su canción titulada ‘Los buenos tiempos´, la salida del ferrocarril de Santa Marta y su entrada a Ciénaga, la Zona Bananera, Aracataca y Fundación, es una muestra de cuanto significó la operación de este medio de transporte para estas poblaciones que se impulsaban a finales del siglo XIX con la comercialización de cultivos de pancoger, y más adelante, la exportación del banano.

Canta el artista samario que “el tren inglés que a la región embrujaba”, era por el asombro que causaba en los niños que para la época pasaban las tardes jugando fútbol; y el orgullo de los adultos, que mientras escuchaban vallenato, observaban como el convoy se adentraba en sus pueblos y anunciaba la llegada del progreso y la esperanza de comunicarlos con el interior del país.

Fue la necesidad de conectar el río Magdalena con el puerto de Santa Marta, la razón por la cual en 1887 comenzó a funcionar el tren en el departamento del Magdalena. La historia cuenta que en 1892 llegó hasta Río Frío; en 1894 hasta Sevilla, en 1906 hasta en el Corregimiento de Buenos Aires y en proyecto culminó en 1910 en Fundación, en ese entonces llamado La Envidia. 

El acuerdo de exploración de la construcción del transporte férreo se logró en abril de 1881 entre el empresario samario Manuel Julián de Mier -quien integraba en Bogotá el comité de la Sociedad Patriótica, una firma de la que hacían parte más de 10 comerciantes de Santa Marta- y el inglés Robert August Joy con la Gobernación del Magdalena.

El tren debía llegar hasta Cerro de San Antonio, no obstante, el contrato fue modificado por el Congreso de la República en 1887, quien ordenó que la linea férrea debía construirse hasta el municipio de El Banco.

La vocación agrícola de ese entonces en la Zona Bananera, que, además, era una población selvática en la que se observaban jaguares, tigres, y animales que se paseaban por esos lugares, fue motivo de atención de extranjeros que decidieron invertir en el Magdalena y explotar esa parte del territorio colombiano.

Para Mier y August, este proyecto los amenazó con la ruina y en acuerdo con la Gobernación del Magdalena, decidieron vender la concesión a la empresa inglesa The Santa Marta Railway Company en 1890. Fue esta compañía la responsable de la consolidación del tren desde Sevilla hasta Fundación.

UN PROYECTO QUE NO SE TERMINÓ

El historiador magdalenense, Armando Lacera Rúa, guarda en su memoria algunos de esos recuerdos, cuando subía en tren con sus padres. Comenta que la multinacional estadounidense United Fruit Company compró parte de la concesión de construcción del tren a los británicos de The Santa Marta Railway Company, los cuales en vez de apoyar el diseño original, invirtieron recursos en la construcción de líneas secundarias por toda la Zona Bananera.

De esta manera, la idea de llevar el tren hasta El Banco para acercarlo al río Magdalena se vio frustrada, la compañía norteamericana comenzó a trabajar en favor de sus cultivos, con la adquisición de terrenos y fincas, desfinanciando la terminación del ambicioso proyecto.

Las Yunai, como era popularmente conocida, invierte recursos en el ferrocarril, solo para la expansión del mismo dentro de ramales que llevaran el tren hasta sus plantaciones, así mismo le presta recursos al Departamento del Magdalena para funcionamiento del mismo, el cual en contraprestación expide leyes favorables para la compañía.

Cuenta Lacera Rúa, que una de esas leyes determinaba otorgarle terrenos baldíos a la United, con el propósito que en ellos se cultivaran sus cultivos, funcionaran sus campamentos y comisariatos etc.

“Entonces empiezan a darle plata al Departamento, para que le dieran tierra en toda la zona, y en vez de seguir el trazado del ferrocarril hasta El Banco, metían todos los ramales en las fincas, que eran casi todas de ellos y eso atrasó el desarrollo del ferrocarril, más allá de Fundación”, agrega.

El proyecto original del ferrocarril se incumple, desde que las ganancias de los británicos se hicieron cuantiosas por el transporte de banano hacia el puerto de Santa Marta, así como por el transporte de los pasajeros, que, en su mayoría, eran trabajadores de la United Fruit.

Santa Marta contaba con dos muelles de acero, en lo cuales se podían cargar dos barcos a vapor que recibían el banano que se exportaba a Norteamérica. Cerca del 71 por ciento de las ganancias del Ferrocarril de Santa Marta, eran producto de esta actividad, que se cumplía todos los días del año, mientras que solo el 15 por ciento provenía de ganancias de transporte de pasajeros.

NACE FUNDACIÓN

El incumplimiento de este proyecto hasta El Banco, trajo como consecuencia la aparición de nuevos poblados a los costados de la línea férrea. El caso más importante fue el de Fundación (llamado La Envidia, inicialmente). El Ferrocarril convirtió ese lugar en el punto final de su destino, a donde llegaba el tren varias veces al día y desde donde retornaba de nuevo a Santa Marta. Esta ventaja impulsó el crecimiento poblacional en cuestión de pocos años y se convirtió en el destino comercial, cultural y social de todo el centro y sur del Magdalena, así como de Valledupar. Los extranjeros y cachacos encontraron en Fundación el lugar propicio para abrir sus negocios comerciales y crear una cultura cosmopolita con los rivereños que se asentaron en esta hermosa y prospera tierra.

EL TREN IMPULSÓ EL CARNAVAL SAMARIO

A diferencia de hoy, las festividades carnestolendas en las primeras décadas del siglo XX, se cumplían por la mañana. La falta de fluido eléctrico casi que obligaba a los zoneros a armar la diversión a las primeras horas del día.

Lacera relata cómo en los días de fiesta el tren partía de Santa Marta lleno de pasajeros embriagados de alegría y ron. A las 6 de la mañana ´El Ordinario´ como era llamado el ferrocarril que debía cumplir ruta a esa hora, emprendía su rumbo desde la actual Avenida del Ferrocarril entre calles 3 y 4, de nombre Estación Vieja, y dejaba a los más cansados fiesteros en Gaira y Ciénaga.

Dos horas duraba el recorrido que terminaba en la Zona Bananera con los disfraces, máscaras y vestimenta propia para la diversión. Llegada la tarde, cuando se avecinaba la noche, la oscuridad poco a poco comenzaba a apagar la música de papayera y los tocadiscos de 78 revoluciones por minuto.

Cuenta Lacera, que la algarabía continuaba en Santa Marta. La Morita, El Colonial, La Casa Blanca, eran los lugares donde se reunía la gente para apreciar la presentación de agrupaciones del Caribe como Pedro Laza y sus pelayeros, Rufo Garrido, Los Cangrejeros, Clímaco Sarmiento, entre otros.

Los zoneros tomaban el ferrocarril que regresaba a la capital del Magdalena, identificado en la tarde como ‘El Especial’. Partía a las 2 de la tarde de Fundación y llegaba a Santa Marta a las 7 de la noche.

“De la estación del ferrocarril en donde se bajan los pasajeros estaba a 20 metros una gallera, también había casas amobladas como moteles. Otros se dirigían hacía el Parque San Miguel, en la carrera 8, llamada Calle Burechito, en donde gozaban de los bailes y lucían sus disfraces.

LA DECADENCIA DEL FERROCARRIL

El hecho de que la sociedad británica The Santa Marta Railway Company no tuviera la intención que el tren llegara hasta el río Magdalena, provocó en el gobierno de Colombia una reacción de reclamo que terminaría en un fallo de la Corte Suprema en 1921, que determinaba que el gobierno tenía derecho a hacerse cargo del tren. Mientras continuaba operando y transportando carga y pasajeros la disputa existía, aunque el contrato a los británicos se les había terminado en 1911.

En 1933 pasó a manos del Estado, y este le dio el nombre de Ferrocarril del Magdalena, y en junio de 1947, el mismo Estado lo incorporó a la red nacional y luego al Ferrocarril del Atlántico en 1961.

Al declinar, su golpe fue tan mortal que le dio una estocada al carnaval samario que se nutría de la gente de la zona bananera. El tren sirvió para asentar la territorialidad de los pueblos de la zona bananera con respecto a la costa. También para la expansión y para la actividad del barrio norte conocido como Pescaíto”, dice Lacera.

En Santa Marta y la Zona Bananera este era visto como la esperanza del progreso a finales del siglo XIX y principios del XX. Los magdalenenses se entusiasmaban por ser parte de Norteamérica en este territorio, puesto que el ferrocarril, cuando apenas comenzaba a funcionar en el Caribe, estaba años luz en Estados Unidos.

“El ferrocarril era la energía más limpia, movilizaba pasajeros y era económico. Los estadounidenses se hicieron a punta del él, el oeste y todo se unió por el ferrocarril que terminó moviendo el 90 por ciento de las cargas, y contaminaba menos. En México, Guatemala y Perú se sigue usando el ferrocarril. Aquí, a la línea férrea se la entregaron a los empresarios, a pesar de que fue construida por nuestros bisabuelos con sus impuestos”, relata Lacera Rúa.

CONSECUENCIAS POR LA FALTA DEL TREN

El investigador señala, que hoy, en pleno siglo XXI, la dificultad del transporte de alimentos se debe a la falta de un medio como el tren, que, además, necesitaba de poco combustible para andar, pues el carbón siempre estaba a la orden del día. “Ese sistema lo acabaron los políticos, los sindicatos y los empresarios del transporte. Ganaron los empresarios de los peajes”.

Critica el profesor Lacera, que situaciones como los paros camioneros, no se hubiesen dado si actualmente existiera el ferrocarril. “El paro camionero es consecuencia de haber acabado con el ferrocarril. Su muerte sin dolientes se debió a los intereses de los políticos, Ministros y Presidentes que desde la altiplanicie bogotana, prefirieron construir carreteras, para hacer su negocio de transporte y eliminar al ferrocarril, que era mucho más barato”.

UN PROYECTO QUE RENACE

Pero curiosamente otra compañía Inglesa llamada Holdtrade Atlántico, quiere reactivar esta linea férrea, en esta ocasión para conectar el puerto de Santa Marta con la Dorada Caldas, para transportar carga principalmente.

Gracias a esta unión del Gobierno y la empresa privada, el tren recorrerá cerca de 767 kilómetros y pasará por Magdalena, Cesar, Santander, Antioquia y Caldas.​

En octubre del 2016 arrancó desde el Puerto de Santa Marta, un tren de prueba de carga que recorrerá el corredor férreo central, que nace en esa ciudad de la Costa Caribe y llega hasta La Dorada (Caldas) y que con sus 160 metros de longitud reactivará el transporte por ese importante trayecto.

Esta iniciativa, que pretende mostrar la conectividad y eficiencia que puede generar una futura operación del tren, es un esfuerzo articulado entre el Gobierno Nacional a través del Ministerio de Transporte y la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI); la Sociedad Portuaria de Santa Marta, el Concesionario Fenoco, la Unión Temporal Ferroviaria Central, la empresa OPL Carga y la multinacional Hold Trade Atlántico.

Se cuenta además con el respaldo de Gobierno del Reino Unido por intermedio de su Embajada en Colombia.

“El tren de prueba, que recorrerá cerca de 767 kilómetros, es el punto de partida para buscar articular proyectos férreos que permitan garantizar la circulación de trenes en condiciones de seguridad. Actualmente, entre Chiriguaná - Santa Marta, corredor que está en operación, se han construido cerca de 151,7 kilómetros de una segunda línea férrea, y en entre Chiriguaná y La Dorada se invirtieron más de $114.000 millones en su recuperación entre el 2014 y 2016”, aseguró Luis Fernando Andrade, presidente de la ANI.

Beneficio a departamentos

El tren, de 160 metros de longitud, con 2 locomotoras y 20 plataformas cargadas con contenedores, atravesará los departamentos de Magdalena, Cesar, Santander, Antioquia y Caldas.

El corredor central, divido en dos tramos, está a cargo de la ANI, que tiene concesionado desde Santa Marta a Chiriguaná a Ferrocarriles del Norte de Colombia (Fenoco) y que recuperó mediante un contrato de obra pública de Chiriguaná a La Dorada.

A su turno, el embajador del Reino Unido en Colombia, Peter Tibber, resaltó que “Colombia está viviendo un momento histórico y el Reino Unido se enorgullece de acompañar al país en este recorrido. Me complace mucho ser testigo de este importante paso para lograr el objetivo en el que Hold Trade Atlántico puede operar sus trenes entre Santa Marta y La Dorada”.

El tren de prueba transportará entre otros productos, cemento, acero, alambre y envasados, y está concebido dentro de un concepto de sincronización entre la operación portuaria, la operación ferroviaria y el transporte por carretera.

Eficiencia en transporte

De concretarse una operación en el corto plazo, se dinamizará la eficiencia de distintos modos de transporte y mejorará la competitividad de la cadena logística del país.

La finalidad del tren de prueba es también evidenciar el real estado de la vía férrea existente, así como demostrar que dicho modo es una alternativa real, eficiente y complementaria del transporte terrestre, lo que es hoy considerado un asunto de interés nacional.

EL TREN DE INTERÉS CULTURAL DEBE ESPERAR

En 2007 surgió la idea de poner a funcionar nuevamente el tren de pasajeros en Magdalena. El escritor Gabriel García Márquez impulsó el proyecto como `La ruta de Macondo’ cuando partió de Santa Marta y llegó a su natal Aracataca en una máquina amarilla para conmemorar el aniversario 40 de su obra ‘Cien Años de Soledad’. Pero ese proyecto aún sigue sin materializarse.

Por ahora, quienes pudieron disfrutar del carnaval, gracias a la facilidad del tren de acercarlos a esa manifestación artística, conservan en su mente los recuerdos de los recorridos por las plantaciones de banano, sin embargo, cuando llegaban a la zona lamentan que, como lo canta Carlos Vives, el tren de los buenos tiempos no se haya llevado del todo las malas horas de la Zona Bananera y conservan la ilusión de volver a transportarse en esa querida máquina.

FUNDACIÓN EN DEUDA CON EL TREN QUE LE DIO VIDA

Es una verdadera pena que nuestros gobernantes, jamás se hayan preocupado por construir un monumento al ferrocarril que le dio vida y que mejor lugar para ello que el parque Los Varaos, donde todos los días se estacionaba esta locomotora a recibir y descargar pasajeros y carga. Ese parque es hoy una apología a la apatía de los mandatarios, sucio, invadido por particulares, y por prostitutas y consumidores de drogas.

En todos los lugares donde el ferrocarril fue un motor de su desarrollo, hay erigido un monumento en su honor, miremos solo los casos de Santa Marta y Barranquilla. Pero la ingratitud en Fundación es mayor, puesto que este medio de transporte no solo contribuyó a su progreso, sino que también le dio vida.

Monumento al Tren
en Barranquilla 

Pies de foto

La locomotora que permanece en la Avenida del Ferrocarril evoca en los samarios la época en que se movilizaban en ese medio de transporte.

Quienes llegaban a Santa Marta, luego de su viaje en tren, se bajaban en la estación de la Avenida del Ferrocarril entre carreras 3 y 4. (1912).

Los vagones del ferrocarril transportaban la carga de banano. La exportación significaba el 71 por ciento de los ingresos para los empresarios ingleses. (1935).

La locomotora que permanece en la Avenida del Ferrocarril evoca en los samarios la época en que se movilizaban en ese medio de transporte.

Antes de entrar al muelle, el tren debía pasar por el barrio Ancón. Los zoneros venían a Santa Marta en tren a disfrutar de festividades como el Carnaval. (1925).




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noviembre 05, 2016

LA ESCLAVITUD EN SANTA MARTA

Olvido y memoria en Santa Marta:

El punto ciego de la esclavitud


Por: Véronique Benei
En este capítulo se trata de memorias y obliteraciones de la esclavitud en la ciudad de Santa Marta, Magdalena, en Colombia. Desde la perspectiva de la antropología histórica, se investigan las maneras en qué la historia y la práctica de la esclavitud parecen poco “recordadas” en esa ciudad, a pesar de haber sido un comercio comprobado y efectuado hasta el siglo XIX. Asimismo, se explora la articulación de estas obliteraciones memoriales con la utilización cotidiana, hoy en día, del registro discursivo de la esclavitud. Esta utilización ocurre en contextos muy variados, desde lo doméstico a la esfera del trabajo, y más sobre todo en el campo económico. Para terminar, se proponen varias hipótesis en cuanto a esta resurgencia discursiva.

Introducción

Empiezo este capítulo recordando el sitio en donde se desarrolló el congreso que dio luz a este volumen colectivo: la Quinta de San Pedro Alejandrino. Este sitio ha sido recordado en la historia más reciente, y aún más en el contexto de la celebración de las independencias de las naciones de América latina, cómo el lugar dónde pasó sus últimos días, el célebre Libertador Simón Bolívar. La historia pormenorizada del sitio antes de la llegada del ilustre personaje, es poco conocida por los habitantes de Santa Marta. Sólo se comenta que, en la primera ciudad de Tierra Firme, fundada por el español Rodrigo de Bastidas en el año de 1525, la Quinta en el siglo XIX era una finca y un trapiche dedicados a la producción y explotación de la caña de azúcar, y que su propietario era el español Joaquín de Mier, uno de los más poderosos y exitosos comerciantes de la ciudad en aquel siglo. Tampoco se sabe que unas dos décadas antes de que llegara El Libertador a esa finca, en el 1808, los esclavos representaban un valor de cerca de 31% del total del avalúo de la Hacienda. 

octubre 25, 2016

EL RÍO FUNDACIÓN



El Río Fundación, también llamado en su parte alta como: San Sebastián de Tayronaca (bautizado con este nombre en 1537 por los conquistadores españoles) y recientemente denominado Río Nabusimake (por los Indígenas Arhuacos). Es un cuerpo de agua que nace en las estribaciones de la sierra nevada de Santa Marta y desemboca en la ciénaga Grande de Santa Marta, en jurisdicción del Municipio de Remolino.

La cuenca del río Fundación se localiza, en su mayor extensión, en el departamento del Magdalena y en una extensión más pequeña, en su nacimiento, del departamento del Cesar. 

Hace parte de la vertiente occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Geográficamente está localizada entre las coordenadas:

10°44’N, 74°29’W y 10°17’N, 73°50’W.

Ver también: Nabusímake, donde nace el río Fundación

LÍMITES

Norte: Con la cuenca del río Aracataca y la del Arroyo Ají,
Sur: Con las cuencas del río Ariguaní y de la Ciénaga de Zapayán,
Oriente: Con las cuencas de los ríos Timaca y Mangal,
Occidente: Con la cuenca del Caño Schiller, el Mpio. de Remolino y la Ciénaga Grande de Santa Marta.

LONGITUD

El cauce principal del río Fundación tiene:

Longitud: 93.9 km.
Cuenca: Un área de 1.907,6 km2. 
Red de Drenaje: 2709,5m de longitud,
Densidad de Drenaje: 1,4 km/km2.
Longitud axial: 101km
Elevación Máxima: 3.900m
Elevación Mínima: 75m

CUENCA

Su cuenca hace parte de la macrocuenca hidrográfica occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta. Posee una gran variedad de pendientes y elevaciones, estando gran parte de su área sobre un paisaje de montaña con relieve de filas y vigas entre las elevaciones 3.500m y los 1.500 msnm, y de piedemonte y planicies con la presencia de lomas, colina, vallecitos, abanicos de terraza y planos de inundación entre los 1.200 y 100 msnm aproximadamente, ocupando gran parte del área de la cuenca.

En su parte sur se ubica en la ecorregión, Ciénaga Grande de Santa Marta, dos de las cinco ecorregiones definidas por la Corporación Regional, CORPAMAG, para el territorio del Departamento del Magdalena.

De esta cuenca hacen parte, en el departamento del Magdalena, los municipios de Fundación, Aracataca, Pivijay, El Retén, y Algarrobo, estando el mayor porcentaje de la cuenca en los municipios de Aracataca, Fundación y Pivijay. Y en el departamento del Cesar, el municipio de Pueblo Bello.

En ellas encontramos:

En El Retén

Corregimientos: San Sebastián del Bongo.

Veredas: Mundo Nuevo, El Salitre, Paratebica, Punto Fijo, Bandera Roja, Honduras, Santa Ana

En Aracataca

Corregimientos: Río Piedra, Buenos Aires, Sampués

Veredas: El Presidio, Quebrada Seca, El Descanso, La Arenosa; 

En Fundación

Corregimientos: Santa Clara, Santa Rosa de Lima y Doña María.

Veredas: El Cincuenta, Cristalina Baja, Cristalina Media, La Galaxia, Berlín, El Maco, Agua Bendita, Bombana, Betania y Río Escondido; 

Pueblos Indígenas: kankawarwa, Umake

Pivijay

Corregimientos: Caraballo, Aviancas, Piñuelas y Media Luna.

Pueblo Bello (Dpto. del Cesar)

Corregimiento: Nabusimake

Descripción de la Red Hídrica Superficial 

La red hídrica superficial de la cuenca del río Fundación presenta una combinación de drenaje rectangular trenzado y dendrítico en algunos sectores, está compuesta por un conjunto de pequeñas corrientes efímeras con cauces tributarios relativamente largos, con tributarios menores y quebradas y arroyos de corrientes permanentes los que nacen en la parte alta y media de la cuenca.

La cuenca alta se localiza entre los 3.500 y los 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar, en un paisaje de filas, vigas y morrenas los cuales ocasionan un fuerte control estructural en los diferentes afluentes del río. 

El Río Fundación se origina hacia la parte noreste de la cuenca a los 3.500 metros de altura, a partir del Arroyo Ciminchucua, en la Cuchilla Agomingaca, en el Corregimiento de Nabusimake, Municipio de Pueblo Bello.

Luego recibe aguas del río Kuracata, que nace en la parte nororiental de la cuenca, en la Región Suaca a los 3.500 msnm y del Arroyo Macogeca, entregando sus aguas al río San Sebastián o Fundación hacia el norte del Cerro Samaca. 

Seguidamente recibe aguas de la quebrada Busín (3.500m 61 snmm) y de las quebradas Chucuigaca y Hato De La Vegala que nace al norte en el Alto Canchucuaya a 3.500m snmm y que se integran al río por la margen derecha, en el valle del Cerro Samaca a una elevación de 1.500 m snmm.

Otro ramal nace hacia el este-sureste en la Cuchilla Cimaingueca (3.500msnmm), en la Región La Nevadita, en la quebrada Nevadita, a la que se integran las quebradas Nevado, Molino y Bosoy.

En su recorrido hacia el suroeste, el cauce recibe los aportes de las quebradas Varivarichucu y Curina, Arroyo Garúa y quebrada El Molino, Arroyo El Gamey y la quebrada Gibica, por la margen izquierda; la Quebrada Belén y La quebrada Cristalina la que nace en la vereda Cristalina Baja al sur de la cuenca, en la cuchilla El Mirador en el Alto La Puya a 1.600 m snmm, drenan sus aguas en dirección Noreste-Suroeste desembocando en el río a una altura de 700m snmm.

Además, recibe hacia el sur, las aguas de las quebradas: Seca, El Cedro y La Arenosa, la cual recibe las aguas que vienen de la quebrada Las Nubes que nace al noreste de la vereda Las Nubes en el Alto La Unión a 1.400 m snmm y del río Fundación.

Enseguida recibe un buen cuerpo de agua proveniente del Río Piedras. Este río es el más largo de los afluentes del río Fundación, nace hacia el norte en el flanco sur de la Cuchilla Chucuigaca, a 3.500m snmm, en su recorrido recibe el aporte de varias quebradas, como Chodimeina, Ameina, Amucua a los 1.100m snmm, Yosocui a los 700m snmm, quebradas Humasi, Tres Puntas, El Satélite, La Hortaliza y la quebrada Marimonda, entregando sus aguas al río Fundación, por la margen derecha a los 100m snmm.

La cuenca baja se localiza en un paisaje de lomerío, piedemonte y planicie, con paisajes de lomas y colinas, abanicos de terraza, planos de inundación y terrazas subcrecientes, entre los 100m snmm y los 1.200m snmm., con pendientes entre moderadas a bajas. En esta zona hace su entrega el río Fundación y se presentan un número importante de cauces que contribuyen al caudal del río.

En esta parte recibe aguas de la quebrada Cristalina, en la vereda Cristalina Baja, y de la quebrada Trece Vueltas, en la vereda El Cabrero.

Los principales afluentes en su parte baja son: Arrollo Macondo, el cual recibe aguas del arroyo Caraballo "uno" (lo hemos querido identificar de esta manera, puesto que existe otro arroyo con el mismo nombre aguas más abajo), nace a 325m snmm con el nombre de quebrada Lorica al suroeste de la vereda Sacramento, tomando aguas de la quebrada Santa Helena, Santa Rosa y el limón. El Arroyo Macondo también recibe aguas de los arroyos Barcelona, Santa Teresa, Pedregal, y Doña María entre otros. Entrega sus aguas al Río Fundación, luego de su paso por el casco urbano del Municipio de Fundación, donde también encontramos las aguas del arroyo El Codo.

Otro afluente importante en la parte baja es el Arroyo Caraballo "dos", el cual nace cerca del corregimiento del mismo nombre, en el municipio de Pivijay y drena sus aguas cerca del Corregimiento El Bongo. En ese mismo sector deposita sus aguas el Arroyo Piñuelas.

Debido a las elevaciones que tiene la cuenca se presentan diferentes microclimas, en la parte más alta se encuentran bosques intervenidos de piso andino y subandino, en la parte baja de la cuenca alta y en la cuenca media existen cultivos de café con sombrío, cultivos de cebollín, ajo y fríjol. Un alto porcentaje del área de la cuenca media está intervenida, en ella y en la parte baja se encuentran zonas boscosas muy intervenidas, rastrojos, relictos de bosque seco tropical, cultivos intensivo de café, palma y banano, cacao, frutales, frijol, plátano, cilantro, maíz y cultivos de pan coger, arroz y pastos para la ganadería a ambos lados de las márgenes del cauce; en la desembocadura se encuentran zonas de manglar. También se practica la pesca artesanal y la extracción de materiales de arrastre del río.

Clima 

De acuerdo con su posición dentro de la zona de influencia de la Sierra Nevada de Santa Marta, la cuenca está bajo el efecto climático de los vientos Alisios del Noreste, la Zona de Convergencia Intertropical, y la presencia de frentes fríos. También se siente la influencia de los eventos del Niño y la Niña, que provocan sequías prolongadas el uno y lluvias intensas la otra. Debido a las diferencias de elevaciones que tiene la cuenca, se presenta una gran variedad de pisos térmicos y de temperaturas; de acuerdo con la clasificación ecológica de Holdridge la cuenca se ubica en las Zonas de Vida de bosque seco tropical, bosque subtropical húmedo, y según el método de clasificación de Thornwaite, el clima de la zona se clasifica como cálido seco a húmedo, templado a frío húmedo de acuerdo con su cercanía a la Sierra Nevada de Santa Marta.

Régimen de Vientos

Los vientos predominantes en la zona durante gran parte del año son los Alisios, especialmente durante la época seca; en los meses de Diciembre a Marzo provienen del Noreste y Norte. En los meses de Mayo a Noviembre, soplan vientos del Noroeste y Oeste con una temporada intermedia con vientos provenientes del suroeste especialmente en el mes de Septiembre. De acuerdo con la estación Aeropuerto Simón Bolívar la velocidad del viento promedio mensual multianual es de 2,8m/s con rangos máximos y mínimos de 4,6m/s y 1,3m/s respectivamente. Los mayores valores se registran en el mes de Febrero y los mínimos entre Octubre y Noviembre.

Las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, pueden originar vientos locales denominados brisas, con valores máximos hasta de 30m/s durante la época seca. Para el área donde se ubica la cuenca del rio Fundación, se establecen rangos de valores del promedio multianual (1971 – 2000) entre 3 m/s y 1,5 m/s tomados por el IDEAM.

Brillo Solar

El brillo solar varía dependiendo de la altura sobre el nivel del mar del sitio y de la época climática; los valores de brillo solar promedios en la zona varían entre 2.100 y 2.500 h/año De acuerdo con registros de la estación Aeropuerto Simón Bolívar el promedio multianual es de 3.419,9 horas luz/año.

La cuenca del río Fundación presenta un brillo solar promedio de 6,3 horas por día superior al promedio multianual departamental de 6,14 horas por día

Humedad Relativa

La humedad relativa varía entre el 85% y 75%. Para la zona baja de la cuenca la variación de la humedad relativa en los meses lluviosos es menor. De acuerdo con datos de la estación San Lorenzo, la humedad relativa media anual varía entre el 85% y 94%, siendo más baja en los meses secos entre Diciembre y Marzo, presentando en Enero los menores valores y los mayores durante la época de lluvias de Agosto a Noviembre. De acuerdo con datos de la estación Aeropuerto Simón Bolívar, la humedad relativa promedio mensual multianual, para el área de influencia de la estación, varía entre 71% y 81%. En la parte alta de la cuenca se encuentran valores promedios entre 75% y 80%.

Temperatura

Los resultados indican que la temperatura media multianual sobre la cuenca del río Fundación varía en el espacio. En general, la temperatura media varía gradualmente desde el oeste hacia el noreste de la cuenca, desde los 28,5ºC hasta 10ºC presentando los valores más altos hacia el suroeste, en las partes más bajas de la cuenca y los menores valores hacia el noreste donde están las mayores elevaciones en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Desde el oeste hacia el este, hasta un poco más allá del centro de la cuenca, las variaciones de la temperatura de norte a sur son pequeñas pues las curvas isotermas tienden a ser paralelas, pero a partir de la curva de los 18ºC, las temperaturas presentan diferencias de norte a sur, estando los menores valores en el sector noreste de la cuenca hacia las Cuchillas Chucuigaca y Subaringaca. La estación Aeropuerto Simón Bolívar registra para su área de influencia un promedio multianual de 28,15°C, la estación Zacapa ubicada hacia el noroeste de la cuenca, indica una temperatura promedio multianual de 28ºC y la de Algarrobo 27,5ºC.

La temperatura también varía durante el día, siendo mayor durante las horas de sol, especialmente al medio día y menor durante la noche. La temperatura promedio anual multianual sobre la cuenca se estima en 27°C.





PRECIPITACIONES

La precipitación total anual sobre la cuenca del río Fundación no está distribuida uniformemente, varía de manera apreciable especialmente de oeste a este, presentando los menores valores hacia el oeste, 1.000mm., en la parte baja hasta 1.950mm., al noreste, hacia la parte más alta de la cuenca. De norte a sur, las variaciones son pocas pues las isoyetas tienden a ser paralelas con una ligera inclinación hacia el este hasta un poco más allá del centro de la cuenca, dejando de ser ligeramente paralelas y cambiando su inclinación hacia el oeste en los límites con la Ciénaga Grande de Santa Marta. 

La precipitación media promedio sobre la cuenca es de 1.447mm al año aproximadamente.

La precipitación media es de tipo bimodal con dos períodos de mayor precipitación al año al igual que en toda el área de influencia de la Sierra Nevada, y de la costa Caribe. Las máximas precipitaciones se encuentran concentradas en el trimestre Agosto- Septiembre-Octubre.


Azul: 1.984mm -  Rojo: 1.031mm


Evapotranspiración

El conjunto de fenómenos de evaporación y transpiración que experimentan las zonas con cobertura vegetal, se denomina evapotranspiración. Las líneas de evapotranspiración media multianual sobre la cuenca no presentan un patrón uniforme, los menores valores se presentan en la parte baja de la cuenca (750mm) y aumentan hacia la mitad de la cuenca (810mm); a partir de allí disminuye su valor hacia la parte alta de la cuenca hasta alcanzar los 750mm. La evapotranspiración media promedio sobre la cuenca del río Fundación es de 794mm.

Morfometría de la Cuenca

En su parte alta se ubica desde las mayores elevaciones aproximadamente a los 3.500n snmm hasta aproximadamente la cota 1.200msnm. 

La parte media está delimitada entre las cotas 1.800 y 700 msnm aproximadamente. 

La parte baja corresponde a la zona más plana de valles y colinas, lomeríos y zonas inundables, se extiende aproximadamente desde la cota 1200 hasta los 75m snmm en la entrega a la Ciénaga Grande de Santa Marta.

La cuenca del río Fundación tiene un área aproximada de 1907,6km2, su cauce principal tiene una longitud aproximada de 93,9km, una red de drenaje 2709,5 m de longitud, densidad de drenaje es de 1,4 km/km2 y una longitud axial de 101km. El cauce principal va cambiando su pendiente a medida que desciende por las montañas, desde 3,2%. En la parte alta, hasta 2,3% en la parte baja de la cuenca. La pendiente media promedio para toda la cuenca es de 6% indicando la gran variación de dirección que tiene el cauce principal. El factor de forma para la cuenca es menor que 1 (0,2), el coeficiente de compacidad Kc es bastante mayor que 1 (2,1) indicando una forma alargada. Debido a su longitud y forma alargada y ligeramente achatada, la cuenca tiene poca tendencia a la concentración rápida de volúmenes de escorrentía lo que se ve reflejado en los tiempos de concentración del caudal de escorrentía de varias horas (23,7h), presentando por lo tanto, una menor tendencia a la ocurrencia de crecientes repentinas. Sin embargo, dadas las altas pendientes del relieve de la cuenca en la parte alta, los aportes de caudal son bastante grandes en la parte baja lo que puede ocasionar una rápida sedimentación del cauce, esto sumado a las intervenciones antrópicas en el cauce, pueden ocasionar desbordamientos.




TRADICIONES INDÍGENAS 

Salto o Aty Serecha

El afluente Kurakatá que nace a los 4000 msnm en el páramo adyacente. En este río se encuentra el salto o Aty Serecha, una cascada que al caer forma un pozo- conocidos como Jwikunuma (Lugares donde habitan los padres espirituales del agua) que representa la “fertilidad y la madre sagrada de los Arhuacos”. 

Este es el sitio donde se hacen rituales cuando las personas no pueden concebir hijos, o para evitar complicaciones en el parto. Este salto tiene conexión con la laguna sagrada Aty Nawowa ( Fue la primera mujer que tejió la mochila y hizo los distintos dibujos con sus significados, también invento los diferentes instrumentos para hilar el maguey, el algodón y la lana. ) o que está cerca a los picos nevados. 

Kurakatá es afluente del río Nabusímake o Fundación, nace en el cerro Jwichuchu a 4000 msnm.

Finalmente se encuentra el rio Sirkario al que lo conforman diferentes arroyos cristalinos que nacen en los cerros Kwísarwa y Bumbana. En los recorridos de estos tres ríos se encuentran diferentes puntos sagrados conocidos como Jwikunumas que son pozos sagrados donde reposan los espíritus del agua. 

Estos puntos cumplen diferentes funciones y se le hacen pagamentos a nivel de escalas tradicionales, como a los animales, casas, desarmonía en el hogar, etc. Generalmente en estos sitios los miembros de la comunidad no se pueden bañar, sólo se permite esto bajo orientación y supervisión del Mamo y en ceremonias especiales. 

De la misma manera, no es permitido sacar arena o piedra para construcciones, a menos que el mismo río arroje el material hacia la orilla, y se retribuya con pagamento al utilizarlo para subsanar el desequilibrio que hayan causado para este fin el hombre Iku o Arhuaco. Igualmente se encuentra el arroyo Trankameyna que hace también de afluente al río Fundación y forma un templo o Jwikunuma en donde se unen.







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